⚽ Liga Catamarqueña
El jugador de Independiente sacando del medio y el árbitro dió por finalizado el encuentro
El Torneo Apertura de la Liga Catamarqueña vuelve a embarcarse en un camino peligroso. El duelo entre Independiente de Primero de Mayo y Estudiantes de La Tablada nunca comenzó porque el árbitro decidió suspenderlo: Estudiantes se presentó con apenas nueve jugadores, incumpliendo el reglamento interno de la Liga que exige un mínimo de once para dar inicio. Esto, lamentablemente, ya había sucedido en Primera B: San Isidro de Nueva Coneta no fue a jugar con La Estación de Miraflores por falta de jugadores —tenían diez— generando la misma consecuencia.
Pero lo más grave aquí es que este exigencia de 11 jugadores mínimos va en contra de las Leyes del Juego del IFAB, y que se establecen en los reglamento de AFA, y Consejo Federal, que son la norma global para el fútbol. Según la Regla del IFAB, “un partido no puede comenzar ni continuar si alguno de los equipos cuenta con menos de siete jugadores”. Esto significa que, legalmente, estos partidos podrían haberse jugado con 7 jugadores por equipo, si se cumpliera la normativa internacional.
Entonces, ¿por qué la exigencia local de 11? El problema no es ese número en sí, sino el incumplimiento reiterado y la falta de flexibilidad ante adversidades que son habituales en el fútbol amateur: lesiones de último minuto, jugadores que faltan por trabajo, salud o rendir exámenes. Las suspensiones por inasistencia no solo afectan a los clubes, sino también a la imagen de los torneos y la credibilidad de la Liga.
Y como si esto fuera poco, se sumó una nota de violencia: el choque entre La Banda CF y Parque Daza fue suspendido por una agresión al asistente Enrique Santillán Pluda. Tres situaciones distintas, un mismo denominador: un fútbol que está seriamente en bajada.
La Liga tiene hoy un desafío estructural: transformarse para sostener la pasión que nació en los potreros y aún hace vibrar plazas y polideportivos. Pero hoy, esa pasión está en riesgo.
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