El "Mírame ahora", de Lara Luna, no fue solo una respuesta, fue una promesa

Fútbol Femenino


Desde las calles de tierra del barrio Santa Bárbara, donde la pelota picaba entre piedras y sueños, hasta los estadios más importantes del país y del continente. Lara Luna, catamarqueña, valiente y talentosa, fue construyendo su camino a puro esfuerzo, gambeta y corazón.

A los 12 años, mientras algunos decían que una nena no podía jugar, ella ya respondía con firmeza: “Mírame ahora”. Y no era una frase vacía. Era una promesa. Un grito de rebeldía con sonrisa incluida. Una declaración de amor por el fútbol.

Esa promesa se transformó en realidad: debutó en la Primera División con la camiseta de Banfield, el club que la cobijó en Buenos Aires, lejos de casa pero cerca de su sueño. Y como si fuera poco, también se puso la celeste y blanca de la Selección Argentina Sub-17 para jugar el Sudamericano en Colombia. Sí, esa misma camiseta que tantas veces imaginó, ahora llevaba su nombre en la espalda.

Lara no solo representa a Catamarca, representa a todas esas pibas que alguna vez escucharon que no podían, que no debían, que el fútbol era “de varones”. Hoy, cada vez que pisa una cancha, deja en claro que sí se puede. Que no hay género para el talento, ni techo para el esfuerzo.

Porque el fútbol también se juega con el alma. Y Lara, cada vez que la toca, juega por todas.

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